Los pilotos realizan una actividad en la que es imprescindible estar en condiciones óptimas para realizar su trabajo con los más altos estándares de calidad y garantizar el cumplimiento de sus misiones, lo que genera seguridad. Los factores fisiológicos derivados del estado nutricional y los alimentos consumidos antes o durante el itinerario de vuelo son determinantes para el desempeño exitoso de los pilotos. Si la alimentación no cubre las necesidades nutricionales básicas requeridas o, por el contrario, es excesiva, se producirán alteraciones como hipoglucemia, fatiga muscular, deshidratación, distensión abdominal y exceso de peso con sus comorbilidades asociadas.

Una ingesta nutricional irregular y una dieta rica en ácidos grasos saturados, así como otros factores, pueden influir negativamente en la salud cardiovascular de los tripulantes de cabina. La formación adecuada relacionada con la obesidad y sus riesgos para la salud asociados debería fomentarse como una tarea importante del equipo sanitario; y esto no debería excluirse de la medicina aeroespacial.
La nutrición de la tripulación es una variable que debe tenerse en cuenta en cualquier análisis del rendimiento operativo.
Por ello, debe considerarse siempre que, mediante una nutrición adecuada, se puede conseguir lo siguiente
- Alta eficiencia operativa.
- Evitar la distensión abdominal.
- Desarrollo y conservación de la masa muscular.
- Mantenimiento de una adecuada hidratación.

Una dieta saludable aporta todos los nutrientes y la energía necesarios, adecuados a la edad, el peso y la actividad de los pilotos, para mantener una buena salud. También previene las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión y la diabetes, entre otras enfermedades de alto riesgo.
La dieta del piloto dependerá del tipo de avión, de la misión a realizar, del tiempo de vuelo, de los efectos de la altitud y del oxígeno en cabina. Aunque hay generalidades, la demanda energética es diferente en los pilotos de caza, los pilotos de helicóptero, los pilotos que realizan misiones de transporte militar, trabajos aéreos, operaciones deportivas aéreas o los tripulantes de transporte comercial.
La alimentación debe ser suficiente, completa, armoniosa y adecuada a las necesidades particulares de cada individuo.
Los nutrientes que debe contener una dieta saludable son
Hidratos de carbono: la ingesta debe representar entre el 50-60% de las calorías totales. Son la principal fuente de energía del organismo, la forma de combustible más fácil de obtener y digerir. Los hidratos de carbono se digieren hasta convertirse en glucosa y ésta es absorbida por el organismo para ser utilizada o almacenada.
Los hidratos de carbono simples se absorben rápidamente y sólo proporcionan energía. Se encuentran en el azúcar de mesa, la miel, los dulces y el azúcar de la leche y las frutas.
Los carbohidratos complejos requieren más trabajo y tiempo de digestión, se absorben más lentamente y además de energía aportan vitaminas, minerales y fibra. Se encuentran principalmente en los cereales, la pasta, el pan, los granos y las legumbres.
Proteínas: su aporte debe representar el 15-20% del total de calorías. Son nutrientes esenciales para el desarrollo de órganos y tejidos como la piel y los músculos.
Las proteínas forman parte de los sistemas inmunológico, hormonal y de coagulación. Las proteínas están formadas por aminoácidos. Las proteínas de mejor calidad son las que provienen de alimentos de origen animal: huevos, carne y productos lácteos.
Grasas: la ingesta debe representar entre el 20-30% de las calorías totales y menos del 7% debe ser aportado por grasas saturadas, hasta el 15% puede provenir de grasas monoinsaturadas (principalmente en el aceite de oliva) y hasta el 10% puede provenir de grasas poliinsaturadas omega-3 y omega-6. Las grasas proporcionan reservas de energía y son esenciales para la absorción de las vitaminas A, D, E y K.
No se recomienda el consumo de grasas saturadas de origen animal, porque contienen colesterol y su consumo aumenta el nivel de este lípido en la sangre. Por eso se consideran grasas poco saludables y se recomienda reducir su consumo: yema de huevo, lácteos enteros, nata, vísceras y embutidos.
Por el contrario, el consumo de grasas insaturadas de origen vegetal (aceites vegetales de maíz, oliva, girasol, canola, soja, linaza, etc., semillas y frutos secos) son muy beneficiosos para la salud, especialmente para la prevención de enfermedades cardiovasculares, ya que ayudan a reducir los niveles de colesterol en sangre.
Los ácidos grasos Omega 3 están presentes en la parte grasa del pescado y el marisco y son muy importantes para reducir los niveles de colesterol, tienen efectos antitrombogénicos y antiinflamatorios.
Vitaminas: son compuestos químicos esenciales para el funcionamiento normal del
organismo. El cuerpo humano no puede fabricar la mayoría de las vitaminas, por lo que es necesario consumirlas con los alimentos. Entre ellas se encuentran la vitamina A (antioxidante y que interviene en la formación de hormonas), la vitamina D (permite la absorción intestinal del calcio), la vitamina E (antioxidante y que interviene en la formación de tejidos y en la fertilidad), la vitamina K (que interviene en la coagulación de la sangre), la vitamina C (que produce colágeno para la cicatrización de heridas y la formación de tejidos) y las vitaminas del complejo B (que intervienen en muchos de los procesos metabólicos del organismo).
Minerales: son elementos químicos esenciales para el funcionamiento normal del organismo, participan en la formación de tejidos, hormonas y en la mayoría de las reacciones químicas del cuerpo. Entre los más importantes para la salud están: el calcio, el hierro, el sodio, el fósforo, el zinc, el cloro y el potasio.
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